El blog de Blizz

Nos despertamos sin mucha prisa, nos duchamos, preparamos café, el desayuno, jugamos con los gatos… Al final estábamos saliendo casi a las 11 de la manana.

Cogimos la autovía, que en Eslovenia son muy modernas y con asfalto perfecto y llegamos a la localidad de Postojna, donde el ano pasado me alojé en un â€oSobeâ€? y donde se encuentran las famosas cuevas, patrimonio de la Unesco. De Postojna fuimos a Predjama, que está muy cerca, para ver el famoso castillo incrustado en la cueva en la montana. No entramos puesto que la entrada no era barata y no nos pareció sumamente interesante, pero lo vimos por fuera, hicimos unas fotos y paseamos, además de divertirnos con el tramo de carretera revirada que hay que Postojna a Predjama y viceversa.

Salimos de Predjama y volvimos a tomar la autovía para llegar enseguida a Ljubljana, capital eslovena. Tras pasear por sus calles del centro, ver algunos de sus puentes sobre el río y buscar un geocaching junto a su famoso dragón, nos echamos a comer en el césped delante del parlamento, con mantita de picnic y todo.

Vimos llegar una moto matrícula espanola, que resultó ser un viejo conocido de Álvaro, y es que el mundo es un panuelo.

Dejamos Ljubljana dirección Zagreb, donde nos alojaríamos en el camping Plitvice, que conocía del ano pasado, aunque debido a la lluvia me alojé en el hotel del mismo nombre.

Tras montar el chiringuito en el camping, nos fuimos con dos motos (La hormiga de Ricardo y mi pollo) a Zagreb, a escasos 9km, para visitar el centro, donde aprovechamos para coger otro geocaching.

Hicimos tiempo y anocheció, así que cenamos en el mismo restaurante turco en el que cené el ano parado (Lokma from Istambul). Nada que ver con los kebabs que comemos aquí jejeje

Volviendo al camping, Ricardo, que llevaba a Álvaro de paquete, decide mostrarle a éste último cómo anda la Fazer. Justo antes de nuestra salida de la autovía… Total, que se pasó de largo y se fueron a dar la vuelta hasta la frontera con Croacia! Y encima con poca gasolina. Noelia y yo estuvimos más de 1h esperándoles, y encima cuando aparecieron en el camping llegaron descojonándose. Y nosotros preocupándonos…

Recogimos rápido y nos pusimos en marcha, ya desayunaríamos en el primer repostaje. Alternamos tramos de carretera de un sólo carril con tramos de dos carriles. Desayunamos en el bar de una gasolinera, un café delicioso y unos bollos muy ricos, y proseguimos rumbo a Venecia.

Nos tocó parar a vestirnos de lluvia y suerte que lo hicimos rápido, porque circulamos un buen tramo lloviendo.

A la hora de comer paramos en un Lidl, compramos embutido, pan y demás y montamos el chiringuito en el aparcamiento, para asombro de algunos de los clientes. Por suerte ya no llovía y el gigantesco atasco que habíamos pasado (Por mitad de ambos carriles) se había disipado.

No teníamos intención de entrar en Venecia, pero decidimos ver qué tal los barcos que se toman fuera y te pasean por dentro para volver al punto de partida.

Llegamos al lugar y tras ver los horarios vimos que no era factible puesto que la intención era dormir en Eslovenia, muy cerca de la frontera con Italia.

Así pues, continuamos hacia la frontera eslovena, donde compramos la vineta (7€ si mal no recuerdo) y llegamos a la localidad de Ozeljan, al Camping Lijak.

Tras montar las tiendas, nos fuimos al pueblo a pie, buscando un lugar donde cenar. No tomamos la calle que debíamos y finalmente andamos casi 3km para llegar al restaurante. Al volver vimos que no llegaba a 1km del camping, siempre y cuando se tomara el camino correcto!

El restaurante era una pizzería y para no repetir comí unos gnoquis con carne y salsa que estaban increíblemente buenos.

Tras cenar regresamos al camping haciendo el tonto por el camino.

Amanecimos en el barco, teníamos camarote para nosotros cuatro, así que dormimos lo que quisimos y nos duchamos tranquilamente. Todavía nos quedaban unas horas en el barco, hacía un calor horroroso y los senores de Grimaldi Lines decidieron no llenar la piscina, muy mal…

Llegamos a Civitavecchia con casi 2h de retraso y para más INRI, de nuevo los senores de Grimaldi Lines haciendo de las suyas, decidieron no abrir la puerta de acceso al garaje donde estaban las motos. Perdimos media hora o más entre esperar a que abrieran y terminar volviendo a subir, bajar por otro lado y caminar por entre los coches y camiones para poder salir. Uno de los â€oatrapadosâ€? en la escalera era el dueno de un coche que bloqueaba la rampa, así que más lío para salir.

Finalmente pudimos salir por patas del barco y ponernos en marcha, ya de noche. Nos íbamos a alojar en el mismo camping que me quedé el ano pasado, a la orilla del Lago Piediluco, en la localidad de Terni. Llegamos al camping a las 22:55, me habían dicho por correo electrónico que la recepción estaba abierta hasta las 23h, por los pelos.

Cenamos en el camping unas deliciosas pizzas de masa finísima, aprovechamos la WiFi para dar senales de vida y nos acostamos. Al día siguiente teníamos tirada larga.

Noelia y Ricardo (Con sus respectivas Yamaha Fazer) y yo (Con mi F800GS) quedamos en Villalba, donde llenamos los depósitos puntuales y salimos hacia Madrid, donde nos encontraríamos un rato más tarde con Álvaro y su vaca (R1100GS).
Cuando íbamos a salir Ricardo tuvo la primera avería del viaje. El puno del acelerador se había despegado, pero por suerte estábamos en una gasolinera donde pudimos comprar un adhesivo y pegarlo.

Atravesamos Madrid para luego tomar la A-2 hasta Barcelona. Ninguna incidencia por el camino y temperatura agradable de alrededor de 24ÂoC.
Antes de entrar al puerto paramos en un supermercado para hacernos con provisiones para el barco y a llenar los depósitos. En Italia la gasolina ronda 1.80€/l, así que mejor si íbamos con al menos un depósito a precio espanol.
Exceptuando que el barco salió con retraso, no hubo ningún contratiempo con el embarque.