19/08/2013: Macedonia y Kosovo
Por la manana temprano partí hacia Skopje, la capital macedonia, que aunque no tenía interés especial en ver, consideré importante por ser la capital.
Había parado previamente a comprar el desayuno en un supermercado y a repostar, y el repostaje fueron 1000 dinares macedonios y sólo me quedaban 800. Se lo dije al gasolinero, que a reganadientes aceptó los euros que le di y me devolvió algo de cambio en dinares.
Tras entrar en una autovía y circular un buen rato me sorprendí al encontrar una senal de peaje sin previo aviso. Ahora sí que la había hecho buena… Sin dinares y atrapado en un peaje. Entonces vi que el carril de los camiones era más ancho y que la barrera no lo cerraba por completo y pensé âoQué narices, ya se han cobrado los 50⬠del seguro, que le denâ?. Y me salté el peaje. Así en 4 ocasiones hasta llegar a Skopje.
Qué gran error… Lo único que conseguí fue pasar un calor horrible, acabar estresado y ver una ciudad sucia y con unos suburbios bastante deprimentes.
Tras gustosamente dejar atrás la capital puse rumbo a Kosovo, que se encuentra relativamente cerca.
Aquí sí sabía de antemano que mi seguro no cubría, así que me adelanté y lo contraté por 15⬠15 días. Pasé la frontera asqueado con el calor y deseando llegar al otro lado para comprar agua fresca, ya que no podía hacerlo antes al no tener dinares macedonios.
En cuanto pasé la frontera me paré en un chiringuito y pedí tres botellas de agua (Sólo las tenían de medio litro) y pagué la friolera de 0.90⬠por las tres… Tras dar cuenta de ellas (Qué fría estaba!) continué rumbo a Pristina, la capital.
Nada más entrar sentí que por ahí había pasado una guerra, no por ver disparos en las fachadas, que alguno había, sino por la cantidad de edificios abandonados y en ruinas que había. Tras unos angustiosos km, porque el calor apretaba fuerte y la carretera era horrible, llegué a Pristina. Digo que la carretera era mala porque el asfalto está muy ondulado de pasar camiones y hay como roderas, que son francamente incómodas y peligrosas para circular en moto. En Pristina el asfalto está tan sumamente pulido del tiempo que las ruedas chirrían como en las películas aunque los coches circulen a 20km/h.
Pristina se me apareció caótica y enorme. El tráfico era horrible, todo el mundo iba para todos lados y a lo loco. Vi bastantes coches con matrículas US ARMY o unas con la bandera europea que ponía LEX. También había bastantes Land Cruiser 105 y sobretodo, 4Runners de 3Âa Generación, está plagado, casi todos blancos, muchos con las letras de la KFOR.
Me sorprendió ver algunos coches muy muy grandes (Varios Hummer H2, Mustangs, etc.) con matrículas americanas la mayoría, supongo que son diplomáticos o soldados americanos.
Tras dar unas cuantas vueltas encontré el hostel que había reservado, está muy céntrico y bien situado, pero la calle estaba en obras y tuve que esquivar bastantes agujeros y una excavadora. Se llama Buffalo Backpackers. Aparqué en la puerta y me recibió Olivier, un francés afincado en Pristina que llevaba el hostel junto con el dueno kosovar. Tras indicarme cual era mi cama y demás me instalé y salí a pasear con las indicaciones que me dio. Visité el centro, bastante modernizado, vi el teatro, edificios gubernamentales y alguna mezquita. Si algo me llamó la atención de Kosovo son las mujeres… Hay muchísimas, el 52% de la población de Kosovo es menor de 25 anos, y en el caso de las mujeres casi todas son espectaculares… Tras las visitas me acerqué al supermercado y me quedé prendado con la cajera, cómo una sencilla cajera de supermercado puede tener esa belleza? De Kosovo también me agradaron los precios… En el supermercado era todo baratísimo, y la gasolina vale 1.20â¬/l, por lo que aproveché para llenar el depósito hasta las trancas. Además funcionan con euros, otra ventaja.
De vuelta en el hostel hice buenas migas con una pareja de australianos que llevaba ya un tiempo viajando por la zona (Su viaje iba a durar unos 4 meses), salimos a cenar a un restaurante típico cercano al hostel llamazo Te Nazi (No sé qué significa, nada tenía que ver con Hitler) y pedimos musaka (Que a diferencia de la griega no tenía berenjena) y dos kebabs, de nuevo tiras de carne asada, con ensalada y salsa de yogurt. Terminamos llenísimos y la hora de pagar tocó la friolera de 3⬠por cabeza.
Tras la cena volvimos al hostel donde el dueno hizo hincapié en que nos juntáramos todos los que estábamos, éramos 17 personas entre un americano, varios ingleses, los australianos, unos franceses, un danés y yo.
Tras cerca de una hora decidí al igual que los australianos irme a descansar pues estaba rendido y tampoco me apetecía el rollito alcohólico-festivo de los allí presentes. El americano debió pensar lo mismo…