18/08/2013: Grecia y Albania
Sobre las 4 de la manana avisaron de que llegaríamos´a Igoumenitsa a la hora prevista. Lo cierto es que se pasan con el preaviso, pero ya me había hecho a la idea y me había acostado a eso de las 9 de la noche.
Me tomé un capucchino enorme y en cuanto nos dejaron bajé a la bodega a recoger la moto. Tal y como había visto el día anterior, nos habían cerrado los coches y nos tocó esperar bastante rato hasta que pudimos salir. A todo esto, mi indicador de la reserva marcaba 10km restantes, pero había conseguido cruzar italia de Oeste a Este sin repostar.
Cuando logré bajar del barco paré a ponerme la chaqueta, el casco y los guantes y a marcar mi ruta en el GPS. Reposté unos 20⬠ya que en teoría no debía necesitar más para llegar a Albania, donde el combustible es más barato.
Tomé rumbo a Ioanninna con el fresco, porque marcaba el termómetro 12ÂoC, algo que no esperaba en Grecia. Cuando salió el sol la temperatura eran unos muy agradables 24ÂoC.
Tras pasar por Ioanninna y encontrar todo cerrado (Además de ser muy temprano creí entender al hombre de la gasolinera que era festivo), seguí rumbo a Kakavia, donde cruzaría la frontera con Albania.
Tras un poco de cola, pasé la frontera sin más contratiempos que un muy agradable y joven policía que me preguntó qué hacía solo por esos lares y qué iba a visitar. Me insistió en que él me podía ayudar y de hecho no me dejó tranquilo hasta que me buscó en Facebook y me agregó. Lo cierto es que no tuve que recurrir a él pero fue muy amable. Y tan azorado estaba con la atención recibida que olvidé preguntarle dónde cambiar moneda, ya que me fue imposible conseguir leks en Espana, o por lo menos a tiempo…
Así que ni corto ni perezoso, me paré en medio de una carretera donde dos policías tenían montado un control y les pregunté. Uno de ellos entendía poco y el otro nada, así que llamaron por radio a otro que sí hablaba inglés. Apareció y me conminó a dejar ahí la moto (Ordenó a los otros dos que la cuidaran) y me llevó a un restaurante cercano donde en una mesa se hallaba otro policía sentado tomando algo. Me hicieron sentar y me preguntaron si quería tomar algo, yo, que sólo quería cambiar la moneda y seguir camino, estaba un poco incómodo con la situación… Tras un interrogatorio donde me preguntaron de dónde era, qué hacía ahí, mi edad, si estaba casado y por supuesto si era del BarA§a o del Madrid, apareció la duena del restaurante con mi dinero. Temí que me la hubieran jugado con el cambio pero tras comprobarlo era bastante correcto.
Mi impresión tras esos primeros km en Albania era la de un país que estaba a medias… Las casas estaban a medio hacer, muchas de ellas estaban con el forjado a la vista o sólo tenían la estructura de hormigón y vivían en el primer piso. Las carreteras no estaban mal, o eso creía yo…
Una cosa que me sorprendió desde el primer momento fue que había sitios de lavado de coches por todas partes, âoLavazhâ? o âoLavazhoâ?. Parece que cualquiera con una manguera se dedica a lavar coches. Recordé que en algunos países por ley hay que llevar el coche limpio (Creo que era en Irán) y me pregunté si sería por ese motivo. Otra cosa que abunda (Hay uno cada 50m) son los talleres de neumáticos âoGomisteriâ?, y los talleres mecánicos âoAuto Servisâ?. Tras unos 50km más o menos tranquilo, aunque ya habiendo visto cómo conducen en Albania, de pronto frenaron en seco todos los coches. Pensé que había pasado algo y entonces vi que de pronto y sin indicación alguna el asfalto se terminaba y daba paso a una pista de grava, pedruscos y sobretodo, unos charcos descomunales…
Yo, que ya me había hecho a la idea de que para no morir ahí debía adelantarme a las pirulas que hacen, ni corto ni perezoso me puse a adelantar a todo el mundo. Y es que para eso tengo una GS no? Acabé bastante lleno de barro de rodillas para abajo, pero me ventilé una cola de más de 20 coches en cuestión de minutos. La pista continuó durante muchos km en los que continuamente adelantaba a coches y camiones. Me acordé de MrHicks46 cantando âoCarreteras albanesasâ? jejeje.
Tras el estupor inicial seguí con rumbo a Tirana, llegando a pensar por momentos que me había perdido puesto que la carretera por la que circulaba (En teoría una nacional) no aparecía en mi GPS y durante espacio de muchos km circulé sin cruzarme con nadie. No lograba comprender cómo una carretera que comunica la capital del país con Grecia podía estar así. No había visto nada todavía!
Tras acercarme a una ciudad más importante llamada GjirokastA«r empecé a ver más tráfico, asfalto otra vez y un montón de comitivas de bodas… Parece que lo normal en Albania es casarse los domingos, y debe de ser que el 18 de agosto más, porque debí de ver cerca de 100 comitivas que consisten en filas de 5 o 6 coches adornados con lazos y cintas rojas circulando extremadamente despacio y donde la gente va pitando y sacando medio cuerpo por la ventanilla. Me llamó la atención también que algunos de los coches llevaban las matrículas tapadas.
Hasta el momento la temperatura se había mantenido alrededor de los 25ÂoC, cosa que había agradecido, pero cuando estaba a unos 100km de Tirana empezó a subir. Cuando me quedaban unos 60km la carretera se convirtió en una vía de dos carriles donde se circula muy rápido pero la gente hace literalmente lo que le sale de las bolas… Pararse en mitad de la vía para girar atravesando el sentido contrario, circular muy despacio, pararse a comprar algo… Son algunos de los ejemplos.
La verdad es que terminé un tanto estresado ya que en varias ocasiones estuve a punto de pegármela cuando el coche de delante decidió parar el seco por haber un pequeno agujero en medio de la carretera o para girar cruzando el sentido contrario (Frenando a ambos carriles contrarios, por supuesto).
Por fin llegué a Tirana y aparqué en el centro (Queter) para comer algo. Comí una especie de pita y me bebí dos botellas de agua por el equivalente a menos de 2â¬.
Tras un pequeno paseo y las fotos de rigor decidí irme de ahí, y es que yo no soy de ciudades grandes y menos si son balcánicas jejeje
Mi siguiente destino era el lago Ohrid, que hace frontera con Macedonia, tenía visto un camping a pocos km de la frontera, ya en Macedonia. De Tirana fui hacia Elbasan y luego hacia la frontera, que resultó estar en todo lo alto de un puerto de montana con una subida bastante interesante. Es una pena que las carreteras estén con el asfalto tan mal, porque los trazados en muchas ocasiones son la bomba.
Cuando llegué a la frontera con Macedonia tuve el primer problema… Mi aseguradora me envió la carta verde por correo electrónico, y yo que tengo una láser en B/N la imprimí sin colores. No hubo manera, el policía se obcecó en que era una fotocopia y quería el original, me echó de manera bastante violenta diciendo âoFotocopy, fotocopyâ? y más cosas que no entendí. Logré que me devolviera el pasaporte y dejé la moto en la âotierra de nadieâ? para acercarme a una oficinucha de una aseguradora. Me sacudieron 50⬠por un seguro de 2 semanas, yo que iba a estar dos días…
Cuando volví con el maldito papel (Y el bolsillo más ligero) el policía sonreía de oreja a oreja. Le menté a su madre sonriendo también y me selló el pasaporte satisfecho.
El camping se encontraba en la localidad de KaliA!ta, a 3km de una más grande llamada Struga. Tardé unos 10 minutos en llegar gracias a las coordenadas que tenían en su web. El camping (Llamado camping Rino) resultó ser una parcelita en la orilla del lago Ohrid, con un solo cuarto de bano (Ducha y WC todo junto) pero con un joven dueno que hablaba muy bien el inglés y cocinaba aún mejor. Me comentó que habían abierto hacia poco y que dada la afluencia de público iban a construir nuevas instalaciones para el ano que viene.
Cené ahí mismo, pedí kebab (Que es bastante típico por esa zona dada la influencia otomana) y resultó ser distinto a lo que esperaba. El plato consitía en unas tiras de cerdo con forma de dedo asadas a la parrilla, con unas bolas de cous-cous, ensalada y patatas fritas. Estaba buenísimo y cuando se lo dije al chico me dijo orgulloso que había estudiado cocina durante un ano.
Tras la cena los vecinos del camping, un matrimonio polaco y sus dos hijas, me invitaron a compartir con ellos la sobremesa. Resultaron ser muy agradables y aunque tenía que hablar con la hija mayor, que era la que hacía de intérprete, me lo pasé bien. Tomamos varios chupitos de un licor de cítricos casero que el cabeza de familia elaboraba.